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miércoles, 10 de noviembre de 2010

Moral y Ética

VALORES MILITARES,  LIDERAZGO  Y CONTROL EN LAS FUERZAS           
                                                   MILITARES

Centro colombiano de Pensamiento Político-militar

A propósito de los vergonzosos hechos que involucra un grupo de militares en los que lamentablemente hay un oficial, parece oportuno reflexionar sobre un tema importante, necesario y crítico para la disciplina de la institución castrense. Decía André Gavet[1]  que “la función del Ejercito es la de preservar la existencia de la nación y poner la fuerza al servicio de sus obras”.(El arte de mandar, Gavet, 1889 p.125),  ese deber encierra connotaciones de disciplina, subordinación y valores morales que se inculcan en los cuarteles generalmente por los oficiales quienes son los maestros y que a manera del orfebre reciben previa selección la materia prima de la juventud que produce la nación para iniciar su labor hasta convertir esos mozalbetes en soldados capaces de entregar su propia vida en defensa de la comunidad.

El oficial es definido como “Aquel cuya profesión consiste en mandar” (Gavet-1899 p.3); es un hombre escogido, preparado y educado en el principal centro de educación militar de un ejército como lo es la Escuela o Academia militar, taller en donde se esculpe el futuro comandante en el arte de la guerra y el buen mandar, formación enmarcada en parámetros que oscilan entre el conocimiento de herramientas actuales, la historia, las tradiciones, las virtudes, siempre cuidando que todo lo que se aprende y se aplicará a futuro en guerra o paz sea útil y no  menoscabe el mayor tesoro de la institución militar que está materializado en la legitimidad, y  que no es más que el reconocimiento, respeto y apoyo de la nación para la cual fue hecha y que habrá de tenerse en cuenta en todos actos de mando que  un comandante tiene incluyendo su proceder personal.

Se inicia el proceso formativo a partir de unas condiciones que se advierte, debieron haberse consolidado en el hogar y el colegio y que complementan otra condición que es la vocacional de servicio y que poco a poca va cultivando, ellas tienen que ver con su comportamiento, su adaptabilidad al colectivo, ajeno por supuesto a sus creencias religiosas, color o estrato dado que estos sensibles tópicos estan en los derechos que consagra la constitución colombiana.

El manual FM 22-100(1999) del Ejercito americano aborda el tema del liderazgo militar a partir de la definición de la “  Warrior Ethos” (p.6) o el planteamiento  sobre la obediencia y el deseo de cumplir una  misión de un comandante y que explica claramente lo que un líder debe ser, conocer y hacer y que lo capacita para ejercer su influencia en un determinado grupo de personas que de acuerdo a la organización militar inicia por la escuadra (nueve hombres) y que se consolida hasta llegar a los más altos niveles de comando en los que se que consolida ese liderazgo.

En este punto, resaltamos lo atinente al “deber ser”, los principios de virtud militar como se enseña en nuestros cuarteles como  la rectitud, el servicio, la solidaridad, la abnegación, el espíritu de iniciativa, se desarrollan en el ejercicio de la actividad física e intelectual, es claro pues que lo ético y moral que se desprenden de lo  deontológico se cultiva y aplica en la cotidianidad, se perfecciona con los años pero su aplicación siempre generará resultados que conforme a la influencia ejercida da cabida al liderazgo, pero que se expresa  con el “EJEMPLO”.

Contextualizando el quehacer del oficial, podemos considerar que la condición de líder, de administrador y de cumplidor del deber, la fuerza interior que mueve al oficial parte desde el punto en que, voluntariamente, acepta sus responsabilidades y, en consecuencia, se genera su sentido de pertenencia, elementos indispensables en su fuerza moral, que lo hacen obrar dentro de los códigos y reglamentos, en el marco de la ley, el respeto por el hombre, el decir la verdad, el obrar sin transgredir laos códigos y finalmente el honor .

Para ser verdadero líder el oficial deberá ser virtuoso, es decir, que su proceder voluntario se enmarque en el compromiso de respeto por la ley y las normas y que con la práctica, la observancia estricta y  la exigencia innegociable genere en sus subalternos confianza y armonía en las acciones ordenadas y  ejecutadas y legitimidad,  reconocimiento y respaldo en  la sociedad a la cual se defiende.

Es evidente que el oficial involucrado en los condenables hechos le falló a la institución y a la sociedad, él lo reconoció y las investigaciones penal y disciplinaria que deberán conducir al esclarecimiento de aquellos  y, si fuere del caso, al castigo; En todo caso la responsabilidad por el oficial reconocida o probada será individual y no institucional; por eso es desproporcionado y perverso que en el Senado con fines oscuros, se pida que el mando militar salga a pedir perdón como institución culpable.

Consecuente con todo lo anterior podríamos concluir que el ejercicio de la profesión de las armas lleva intrínseco un ingrediente ético y moral que regula la relación superior-subalterno y que,  en el caso de los oficiales y suboficiales se aprende y cultiva  desde las escuelas de formación militar y que genera la pauta del mando, que a través del ejemplo, da origen al liderazgo que alcanza la perfección cuando  el subalterno obedece al superior porque cree y confía en él, conoce y comprende su deber, su razón de servicio a la patria y la entrega inclusive de la vida si fuere necesario.

Ese compromiso lo ratificó el oficial involucrado en un juramento solemne por lo que, de él se esperaba, que su proceder fuera intachable, por ello, su conducta constituye una excepción y su castigo, si así lo determinan los jueces, deberá ser severo y oportuno, si su condición humana le permite errar,  su condición de líder no; pero perverso y malintencionado será condenar, como se pretende en algunas instancias, a la institución militar por conductas que se ven a diario en el seno de la sociedad.

Bogotá, 10 de Noviembre de 2010
www.pensamientopolitico-militar.blogspot.com



[1] André Gavet,Capitán del Ejercito Francés, quien escribió en 1899 el tradado “El arte del buen mandar”.

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