domingo, 7 de noviembre de 2010
25 años del asalto criminal al Palacio de Justicia
“PARADOJAS DE LA HISTORIA”
Por el Brigadier General FERNANDO CONZALEZ MUÑOZ*
No hay duda que el tiempo, transfigura la historia, desdibuja los hechos, los transforma y en ocasiones los revierte. Este caso es patético en Colombia donde se cambia la verdad, para poder justificar la mentira. Me refiero a que pasados los años la realidad de lo sucedido en el Palacio de Justicia, fue acomodada por los victimarios, para tratar de deshonrar a los verdaderos héroes y convertirlos en bandidos. Esta situación puede ser explicable como estratagema de los responsables, para eludir la culpa, las responsabilidades y el castigo.
Esta habilidosa maniobra logra engañar a quienes no coexistieron con los acontecimientos y a confundir a los que vivieron aquellos episodios de barbarie cometidos por el M-19, los únicos y verdaderos culpables del asalto, al Palacio de la Justicia, a la quema de sus archivos e instalaciones y al asesinato de los magistrados, civiles y militares que murieron en este escalofriante acto de barbarie.
De lo que sucedió, en aquellos días aciagos de noviembre de 1985, fue testigo el mundo entero. Todos los medios de comunicación trasmitieron en vivo y en directo, lo que veían y registraban las cámaras y lo que describían en sus crónicas los reporteros presentes. Los medios sin excepción coincidieron en los titulares de la noticia que aparecieron en los días subsiguientes:
· “Asaltado a sangre y fuego por guerrilleros el Palacio de Justicia de Colombia”
· “Magistrados, militares, policías y civiles, asesinados por el Grupo Guerrillero M-19”.
· “El Ejército rescata magistrados y sobrevivientes del Palacio de Justicia”
· “El mundo se solidariza con el gobierno Colombiano y repudia la infame agresión del M-19”.
· “Recibidos como héroes los militares y policías que rescataron el Palacio de Justicia”
· “El presidente Betancourt sorteó el pretendido golpe de estado del M-19 y dirigió la operación de rescate.”
· “Aquí... salvando la democracia maestro”, fue la contundente respuesta dada por el héroe de la jornada Teniente Coronel Plazas Vega al ser interrogado por un periodista internacional durante el fragor del combate”
Veinticinco años después, estos hechos registrados por los medios y presenciados por los 35 millones de colombianos de entonces, y cientos de millones de televidentes en el mundo, fueron cambiados por versiones completamente contrarias a la realidad y de hecho probadamente contra evidentes.
¿Cómo pudo haber sucedido esto...?... las razones son fáciles de encontrar y casi imposibles de explicar.
Las causas de esta macabra desfiguración de los hechos, son entre otras:
· Aplicación de un plan de engaño preconcebido a mediano y largo plazo por los agresores, para desvirtuar sus responsabilidades y trasladarlas a los vencedores.
· Comprometimiento de las organizaciones tradicionales de izquierda enmascaradas en la bandera de derechos humanos.
· Campaña de desprestigio Institucional liderado por el foro de Sao Paulo y otros organismos afines, empeñados en acabar con los Ejércitos del continente.
· Ingenuidad, parcialidad y mala fe de los medios, para tergiversar a conciencia, la verdad de los hechos.
· La indolencia de un pueblo que observa indiferente marchar hacia el cadalso a sus verdaderos héroes y calla ante el cinismo de sus verdugos.
· La pasiva actitud de un gobierno que reclama las victorias de sus soldados como propias y sus desgracias, las desconoce con insidia, desdén y alevosía.
· La actitud de una justicia politizada, vergonzante e infiltrada, desconocedora de sus principios y proclive a la corrupción.
· El extraño comportamiento de una institución militar, en cuyas entrañas se predica la defensa del honor y ante el mundo exterior... se lava las manos.
· Los medios son caso aparte, justifican su doble moral, al considerar que la noticia es un negocio y por eso se venden al mejor postor.
Hasta cuándo entonces, la dignidad de un país va a esperar para reclamar con verdadera justicia, lo que está presenciando indiferente ante el aberrante espectáculo de permitir que nuestros hombres que cubrieron con honor, sangre y gloria el rescate del palacio, se vean ahora sometidos a padecer las cadenas de la ignominia.
En conclusión, no cabe ninguna explicación racional, ni justificación moral a la pretendida infamia de cambiar los hechos para salvar a los culpables y condenar a los inocentes.
En Colombia... el crimen si paga... el honor no existe... la mentira prevalece.
Bogotá, 4 de Noviembre de 2010
*Miembro del Centro colombiano de Pensamiento Político-militar
www.pensamientopolitico-militar.blogspot.com
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