Quienes somos

"Un grupo de colombianos, militares y civiles de reconocida experiencia a nivel nacional e internacional, conformado para analizar y debatir problemas importantes sobre la defensa y seguridad nacional".

jueves, 27 de diciembre de 2012


Maniobras Políticas de las FARC

Dentro de la famosa combinación de formas de lucha, han surgido nuevas maniobras de las FARC en las conversaciones de la Habana, como la de exigir, insistentemente, la creación de espacios para estructurar la participación de diferentes sectores de la población;  la denominada “sociedad civil” conformada por ONGs, universidades, gremios, campesinos, estudiantes; todos ellos con una clara ideología de izquierda radical. En dichos espacios se socializarán y concertarán todos los temas de la agenda y sus conexos, para que de allí surjan las propuestas para la mesa de negociación.
Como es conocido, esta iniciativa fue aceptada por el gobierno y ya se han reunido más de treinta mesas regionales y nacionales, solo para el tema agrario, las cuales llegaron a unas conclusiones, enviadas en varios volúmenes a la mesa de negociación. A manera de ejemplo, podemos citar el Foro “Ruta social Común por la Paz” realizado por la Marcha Patriótica en la Universidad Nacional, los días 4,5 y 6 de diciembre del 2012 y el Foro Agrario los días 17,18 y 19 de diciembre pasado, evento que rechazó FEDEGAN, por las razones explicadas ampliamente en la edición del El Tiempo del jueves 20 de diciembre del 2012.
Dentro de este panorama, vemos que el “Movimiento Bolivariano por una Nueva Colombia” y demás organizaciones clandestinas, están empeñados a trabajar a fondo en su labor política legal y soterrada. Es evidente que las FARC están manejando sus pretensiones con gran habilidad, manipulando, hasta donde sea posible, cuanto foro o conferencia se realice, para imponer sus criterios en las discusiones sobre las reformas. No ahorrarán esfuerzo para desprestigiar permanentemente al gobierno y sus instituciones, afirmando, como siempre lo han hecho, que la paz solo se logrará después de realizar cambios sociales estructurales, dando así la razón a la violencia y el terror al que han sometido a Colombia.
Otra maniobra de las FARC para dilatar el proceso a su favor, ha sido la de utilizar al CICR para obligar a que las partes no se levanten de la mesa sin haber llegado a un acuerdo de paz, con el fin de hacerlo rehén del proceso, mientras que sostienen que no habrá reforma posible sin un cambio de modelo económico, asunto que no quedó plasmado en los acuerdos iniciales y que el gobierno no está dispuesto a negociar.
Por otra parte, su acción política se concentrará en involucrar, a través de las minorías activas, a la mayor cantidad de inconformes, aspirando que con el tiempo vayan creciendo, hasta que logren un grupo de presión significativo, para que actúen sobre las decisiones de los negociadores y así ganar, lenta pero constantemente, mayor espacio político en el ámbito nacional e internacional.
Como van las cosas, la situación para el gobierno será cada vez más complicada y estrecha. Como gestor de los diálogos, se verá cada vez más prisionero del proceso, por el ritmo e iniciativa impuestos por las FARC, hasta el punto que, en un momento dado, se podrá ver acorralado por las presiones de aquella “sociedad civil” afín a las pretensiones de las FARC. El gobierno conoce, desde hace décadas, de lo que adolece y lo que es imperativo para mejorar las condiciones de vida de los colombianos, pero la indiferencia, la corrupción y el desgreño administrativo lo tienen contra la pared, hasta el punto de verse abocado a concertar reformas, con quienes han sido los grandes depredadores del campo colombiano en los últimos cincuenta años.
Para contrarrestar lo anteriormente expresado, el gobierno deberá convocar a la unidad nacional, fijando sus propias posiciones y defendiendo sin cuartel los principios que rigen la estructura básica del Estado y sus instituciones y darle estricto cumplimiento a la agenda propuesta en los preacuerdos pactados y plazos fijados, sin caer en las veleidades que le impongan las FARC. Deberá reservarse el derecho de levantarse de la mesa en el momento que considere que la negociación no avanza o que va por el camino equivocado. Realizar como Estado, una ofensiva frontal contra la corrupción, para darle vía a las importantes reformas sociales que están en curso, antes de que sean usurpadas por las FARC.
Todos los colombianos reconocemos que serán bienvenidas las reformas que sean necesarias, con el fin lograr una sociedad más igualitaria, pero no como consecuencia de las presiones de la FARC y su aparato político y mucho menos menoscabando los principios fundamentales de un estado social de derecho y de nación democrática. Lo contrario resultaría a todas luces deshonesto e injusto  contra la moral nacional.


CENTRO COLOMBIANO DE PENSAMIENTO POLITICO MILTAR

sábado, 1 de diciembre de 2012


SÍMIL  ENTRE  LA  HABANA  Y  MANAGUA.

Por: Ricardo Rubianogroot Román
Centro Colombiano de Pensamiento Político-Militar

En los Estados Unidos llaman  “Black Friday”  (viernes negro) a la más espectacular oportunidad de ventas de diferentes almacenes y locales comerciales, como marco de la celebración del día de Acción de Gracias, pues se dice que las ventas son tan exitosas que hacen que cualquier índice negativo en ventas del año termina y, aparte de ello, es el preámbulo de más ventas positivas por las festividades navideñas y de fin de año.

Para el país, en cambio, estos días son muy tristes. El fallo de la Corte Penal Internacional respecto del diferendo con Nicaragua, es un hecho que ha despertado todo tipo de reacciones y en las conversaciones de Paz el optimismo es  moderado en lo que se puede lograr, diría mejor hay pesimismo, al país lo ronda el “fantasma de la desconfianza”. Desde el 19 de noviembre, hemos vivido no un “viernes negro” sino una “semana negra”.

Guardan cierta similitud los hechos y circunstancias de los casos que se desarrollan y tienen relación con la Habana y Managua, podrían existir para los contradictores del Estado Colombiano, un preámbulo de cosas positivas en el futuro como lo es el “Black Friday”  para los comerciantes estadounidenses.[1]

Puedo mencionar inicialmente los intentos negativos y fracasos de varios Gobiernos en los intentos por lograr la Paz y la aprobación de diferentes pretensiones de reclamantes y pretendientes de nuestras aguas en el Caribe, errores que involucran Presidentes, Cancilleres, supuestos expertos y negociadores, que permitieron la intervención, el manejo e injerencia indebida de terceros en los asuntos internos y la participación de ONG’s, Cortes y estrados internacionales en cuestiones que podrían solucionarse sin permitir la indebida intervención externa.

Irracionalmente y con argumentos baladíes, firmamos y nos inscribimos para formar parte de cuanta organización internacional existe, sin medir los efectos y las graves secuelas que dejan para el país los irresponsables actos y sin atender el ejemplo de otros países, catalogados como desarrollados, que sí han medido las consecuencias futuras para sus respectivos Estados y se han abstenido de vincularse, sin dejarse llevar por supuestas conveniencias coyunturales.

Irresponsablemente aceptamos la intervención de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para el tema de Nicaragua y ahora, en las conversaciones de paz en La Habana y encubiertos como participación ciudadana, del denominado Foro Agrario, organizado por la misma dependencia que nos está arrebatando lo que nos pertenece y la Universidad Nacional, de conocida tendencia. Desde ya, se vislumbran resultados contradictorios, como consecuencia de la intromisión aceptada, ya que resulta evidente que aquel se trata de una estrategia diseñada y dispuesta por Alfonso Cano, cabecilla abatido de las FARC, como uno de los puntos del Plan Renacer, situación tanto más grave, cuanto que es reconocida la tendencia y habilidad de los organizadores del encuentro, por lo que resulta axiomático que, una vez más, seremos víctimas de la tonta ingenuidad, característica de los gobiernos populistas, que termina  recorriendo el camino que le traza la organización terrorista.

Legitimar a los enemigos del Estado, sentándolos en igualdad de partes en la mesa de negociaciones y aceptar negociar en la Corte Internacional de Justicia temas que no tienen porque negociarse; así como permitir la propaganda y perder el control como Gobierno de la difusión de la realidad nacional, admitiendo apreciaciones incorrectas de otros países y otros pueblos, ha sido otro error y rasgo distintivo en estos dos procesos.

Caer en la ingenuidad por parte de  nuestros Gobiernos y de  nuestros negociadores asumiendo que la contraparte obrará con lealtad, sensatez y ecuanimidad; que habrá equilibrio y ponderación en las decisiones de los jueces del litigio y/o de los garantes del proceso de paz, o no defender de manera eficaz y apropiada al país en el litigio de nuestras aguas territoriales en el Caribe, evitando así decisiones injustas y no preparase adecuadamente para los retos de la paz, improvisar, no prepararnos a fondo y analizar y considerar las consecuencias que se pueden derivar de los acuerdos a los que se llegue para satisfacer a las partes, irresponsabilidad, ignorancia y arrogancia, falta de consulta, es una constante en estos dos procesos.

En el tema de la conversaciones de paz se ve también la perversa estrategia de las FARC, de encasillar al gobierno para impedirle levantarse de la mesa, al pretender vincular mañosamente al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), un ente que la mayoría de las veces se ha comprometido con las organizaciones de izquierda, a quien se propone como un nuevo actor para que le colabore en esa tarea, con interpretaciones acomodadas y malintencionadas de la Constitución y la jurisprudencia de la Corte Constitucional para edificar falsas conclusiones que buscan maniatar al Gobierno a su pretensión de alargar el proceso de paz por varios años, en la misma forma como Nicaragua nos llevó a la CIJ, a la cual acudimos a sabiendas de que sus fallos eran inapelables y que se darían dentro de los parámetros de justicia, rectitud e imparcialidad tradicionales y no manipulados y orientados por intereses espurios.

El indolente pueblo colombiano,  siempre acostumbrado a que lo engañen y manipulen, manifestará su desacuerdo y sentará su protesta enérgica y se convocaran marchas, manifestaciones airadas, nacionalismo desafortunado, nos “calentaremos” de momento y el gobierno tomará medidas drásticas, hasta cuando un nuevo hecho capture la atención de los medios de prensa y nos haga olvidar lo ocurrido; esta administración nos tiene acostumbrados a ello cada vez que se cae en las encuestas.

Todos esto planteamientos y otros mas son similitudes en lo que ya sucedió en el caso del litigio con Nicaragua y que se está presentando en alguna medida en Cuba con el proceso de paz. Debemos, como dolientes de lo que sucede en el país, en la medida que nos corresponde, alertar sobre “lo que no debería ser y fue y en lo que no ha sido pero podrá ser”.