Quienes somos

"Un grupo de colombianos, militares y civiles de reconocida experiencia a nivel nacional e internacional, conformado para analizar y debatir problemas importantes sobre la defensa y seguridad nacional".

domingo, 11 de septiembre de 2011

Editorial de la Semana

EDITORIAL
Bogotá, D.C, 11 de Septiembre de 2011

LA VERDADERA  SALIDA A NUESTROS PROBLEMAS

Una realidad de la cual tenemos que partir es que, en los últimos treinta años los  militares en Colombia no hemos trabajado lo suficiente para satisfacer nuestras necesidades básicas, descuidando peligrosamente el bienestar de nuestros hombres. Cuando estamos en actividad el quehacer de nuestra profesión nos mantiene las veinticuatro horas ocupados en nuestra principal misión constitucional, cual es la de mantener libre de amenazas a nuestros ciudadanos, por demás loable y estoica, pero injusta con nuestros hombres, que son los que en últimas permiten el cumplimiento de la misión. Siempre hemos estado preocupados por todo lo atinente al cumplimiento del deber, descuidado gravemente la estructura básica del bienestar de los hombres, como son: la nivelación salarial, la salud, la vivienda, la recreación y seguridad jurídica para poder gozar de un retiro tranquilo.

Hemos callado cuando se nos ha exigido el crecimiento de las fuerzas sin los requerimientos mínimos necesarios para el sostenimiento de los nuevos efectivos, siendo más notoria esta falencia en el Ejército. Es así como han colapsado los servicios de salud,  vivienda y recreación, que entre otros, han incidido notoriamente en la estabilidad familiar de los integrantes de las Fuerzas Militares. Sin temor a equivocarme creo que desde tiempos del Gral. Luis Carlos Camacho Leyva, no ha habido  un claro interés en este aspecto.

Cuando el Ministerio de Defensa pasó a manos de civiles, no tuvimos la suficiente visión para empoderar  el Comando General y desde ahí empezó nuestro calvario, cada vez nos quitan más y más poder, año tras año hemos ido perdiendo espacio, y los mandos han permanecido indiferentes. Los ministros militares que tuvimos hasta 1991, además de que tenían un conocimiento claro de la  amenaza, conocían en carne propia la importancia de mantener satisfechas las necesidades básicas de los subalternos y luchaban por alcanzarlas; es cierto que el enemigo creció, porque  en aquella época no existía la voluntad política, y por lo tanto no se suministraban los medios  para alcanzar la victoria.

Desde la aparición de los ministros civiles, tuvo preponderancia la asignación de los medios para ganar la guerra, eso hay que reconocerlo, pero  el bienestar y la solución de las necesidades básicas de la tropa no han sido importantes, porque la lealtad y el compromiso están ahí, con sueldos dignos o sin ellos, con salud o sin salud, con instalaciones o sin ellas; lo único  importante son los éxitos operacionales, para luego reclamar el protagonismo que los proyecte en su carrera política.  Ya nos conocen muy bien, saben que nos pueden tramar con una condecoración, con más soles, o repitiéndonos que somos héroes, la verdad es que quedamos felices, aun en el retiro nos siguen tramando  con promesas y discursos lisonjeros, lo anterior es importante pero siempre y cuando este acompañado de soluciones reales a las necesidades básicas.

La pregunta del millón es ¿de quién es la culpa? Con frecuencia solemos quejarnos de nuestras desgracias y de la falta de interés de la dirigencia civil, sin darnos cuenta que fuimos nosotros mismos los que en su momento, unos más que otros, fuimos los culpables de esta terrible realidad que ha llegado a niveles críticos. Los ministros de defensa, independiente de quien sea, cuando se posesionan prometen solucionar todos nuestros problemas, pero ningún mando militar de los últimos tiempos ha convencido al gobierno de la urgente necesidad de satisfacer las necesidades básicas de sus hombres y esto ha ido en contra de la propia moral y la eficiencia. Ojalá que esto cambie con la designación del joven Ministro Juan Carlos Pinzón, descontaminado de intereses políticos, quien proviene de estirpe militar y que ha sufrido directamente las necesidades de las Fuerzas.

Se ha puesto de moda expresar nuestro pensamiento e inquietudes a través de las redes sociales; todas las organizaciones de la Reserva Activa sin excepción; han creado centros de pensamiento, otros a título personal, comentan y expresan las más diversas inquietudes, normalmente de inconformismo; unos lo hacen con altura y equilibrio, otros más radicales expresan su pensamiento con mayor vehemencia, pero al final todas son válidas y justas. Lo que nos debemos preguntar es, qué tanta injerencia han tenido todos nuestros válidos y justificados reclamos?  Sin duda alguna estas voces son importantes, pero debemos ir más allá. Tal pareciera que nuestras quejas y reclamos no tienen la trascendencia que quisiéramos; todo eso tiene una explicación: los militares no tenemos poder político, ni para inquietar  al más activo de los políticos. Por otra parte, nuestro común denominador ha sido la desunión; los coroneles en contra de los generales, los suboficiales en contra de los oficiales, los celos entre las organizaciones de retirados por la competencia de poder, etc.  Así no llegaremos a ninguna parte, nos quedaremos en las protestas aisladas de los que se atreven a escribir.

La principal salida a esta problemática es que los activos (cúpula militar), exijan con respeto  pero con entereza la solución a los graves problemas de bienestar de las Fuerzas y lo más importante restituir nuestra justicia para que no seamos presa de nuestros enemigos, so pena de colapsar en un inconformismo generalizado de impredecibles consecuencias.

En cuanto a la Reserva Activa, deberemos seguir insistiendo en algo que ya se ha intentado varias veces sin éxito, la creación de un partido político, no debemos sucumbir ante los anteriores fracasos, ya que si existe  una verdadera unión podríamos  lograr este objetivo.

Porque no insistir en algo que parece impensable, con el imprescindible apoyo de los activos, buscar el voto de los miembros de la Fuerza Pública, tarea por demás difícil, aquí se ha dicho en muchas ocasiones de que es inconveniente, aunque no sabemos para quién resulte inconveniente.  ya no estamos en las épocas del nueve de abril del 1948, cuando existían unas fuerzas poco profesionales y politizadas.  Las Fuerzas Militares y de Policía de hoy en día son más preparadas, modernas y con una capacidad democrática autónoma. 

Los militares no somos ciudadanos de segunda, debemos exigir los mismos derechos de los demás colombianos. Claro está que existen intereses para que esto no suceda en Colombia, algunos lo estigmatizan, incluso entre nosotros mismos.  Creemos firmemente que solo así seremos tenidos en cuenta. El día que tengamos una herramienta política que nos soporte y nos vuelva trascendentes seremos oídos realmente, imagínese son más de cuatrocientos mil votos. Abramos el debate, primero entre nosotros mismos y luego socialicemos la idea con las demás fuerzas del país; no desistamos antes de intentar lo que ya existe en otros países.

CENTRO DE PENSAMIENTO POLITICO MILITAR

1 comentario:

ALBERTO ROJAS J. dijo...

Señor General Ruiz Barrera, excelente su artículo y sus apreciaciones, ojalá les sirva de ejemplo a muchos de los Comandantes y Oficiales que ostentan soles que se empeñan en negar su responsabilidad, ese es el verdadero cambio que se necesita, esa es la posición que deben asumir los Comandantes actuales. Felicitaciones.