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domingo, 22 de marzo de 2015

LA “DOCTRINA DE SEGURIDAD NACIONAL”


Por Mayor General Víctor Álvarez Vargas


Todos hemos escuchado con frecuente insistencia la posición de los guerrilleros de las Farc en Cuba, cuando pregonan que el Ejército de Colombia debe abandonar la “Doctrina de seguridad Nacional” impuesta por los Estados Unidos. Recordemos algunos hechos históricos que contradicen los argumentos de quienes sostienen la existencia de dicha teoría, particularmente en el caso colombiano.

La expresión “Doctrina de Seguridad Nacional”, es un concepto surgido de algunos analistas e investigadores al finalizar la Segunda Guerra Mundial, para definir las acciones de la política exterior de Estados Unidos, tendientes a que las fuerzas armadas de los países de Latinoamérica dirigieran sus acciones a la contención  de la expansión del comunismo[1].

Esta doctrina es reconocida en muchos ámbitos académicos y gubernamentales, particularmente de la izquierda y los grupos armados marxistas, quienes sostienen que esta política se creó para combatir ideologías, organizaciones o movimientos que dentro de cada país pudieran favorecer o apoyar al comunismo en el contexto de la Guerra Fría, legitimando la toma del poder por parte de las fuerzas armadas y la violación de los derechos humanos, así como la lucha contra “el enemigo interno”, concepto surgido para enfrentar supuestos agentes locales del comunismo[2]. Refiriéndose este último, como la persecución y exterminio de todas las expresiones de protesta social (movimientos sociales, sindicatos, movimientos estudiantiles, defensores de DDHH).

El origen del involucramiento de las FFMM colombianas en el conflicto interno, se remonta al año 1948, posterior al asesinato del caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitan. Este grave acontecimiento trajo como consecuencia la generalización de la violencia en todo el territorio nacional, por lo cual la policía se vio desbordada, además de que acusaba para esa época graves problemas de politización. En tales circunstancias el gobierno se vio obligado a asignar la tarea del control del orden público interno a las Fuerzas Militares. Estos acontecimientos sucedieron mucho antes de que apareciera la teoría de la “Doctrina de Seguridad Nacional”, ni se hubieren presentado golpes militares en Colombia ni en el resto de América Latina.

Los defensores de la existencia de esta teoría, sostienen sus argumentos desde una sola óptica, desestimando las acciones realizadas por la Unión Soviética en la lucha bipolar por la obtención de la hegemonía mundial, lo que les resta credibilidad y solidez en sus argumentos. Los investigadores documentan su posición con verdades a medias y narran  hechos que no obedecieron a la realidad. Con esta posición unilateral, pretenden culpar exclusivamente a la política exterior norteamericana y al militarismo de derecha surgido en esta época.

Los años sesenta marcaron el inicio de la intervención directa del comunismo internacional, (URSS) en la América Latina, motivados por las condiciones sociales en que vivían  los países del tercer mundo. El primer paso fue dado con el triunfo de la Revolución Cubana, que luego se extendió por toda la región, mediante la aparición de numerosos movimientos insurgentes de liberación, que utilizaron toda clase de tácticas irregulares, entre ellos, la guerra de guerrilleras incluido el uso del terrorismo.

Para contener la expansión de los grupos armados comunistas en América,  los Estados Unidos creo la Escuela de Las Américas en Fort Gulik (Panamá), con el fin de preparar en tácticas contrainsurgentes a los oficiales de los ejércitos latinoamericanos. Algunos investigadores y analistas han difundido erróneamente, que esta Escuela fue creada con el fin de “preparar a los alumnos en técnicas de secuestros y desapariciones de opositores políticos, guerra psicológica, técnicas de tortura y violaciones de DDHH[3]”, lo cual carece de toda verdad.

Esta doctrina ha hecho carrera hasta llegar a constituirse en una realidad aceptada en muchos sectores académicos. Si bien es cierto, que los Estados Unidos se impusieron en la tarea de contener la expansión del comunismo en Americalatina, esta acción fue realizada para contrarrestar las diferentes formas de lucha que utilizo en comunismo en Centro y Suramérica (guerra de masas, guerra de organizaciones, guerra sicológica y primordialmente la guerra de guerrillas).

Así mismo, esta corriente de pensadores argumentan que en el marco de la llamada “Doctrina de Seguridad Nacional”, se impulsaron golpes militares en casi toda la América Latina en la década de los setenta y ochenta. Un concepto en buena parte cierto, particularmente por la anuencia y soporte que los Estados Unidos brindaran a estas dictaduras, hecho que marco una etapa oscura de la política exterior norteamericana. Sin embargo, Colombia surge como una excepción a este fenómeno, donde paradójicamente la insurgencia armada ha tenido mayor duración, motivada por factores particularmente diferentes. 

Lo sucedido en Americalatina con respecto a los golpes militares, puede explicarse como el resultado de la lucha frontal ejercida contra los grupos insurgentes comunistas (Guerrillas urbanas y rurales) surgidos en casi todos los países del Cono Sur, lo cual ocasiono un empoderamiento  de los militares, que impulsados por algunos sectores sociales y los excesos cometidos por los terroristas de estos países, los indujo a lanzarse en la aventura de los golpes de Estado, con el argumento de salvar la vigencia de las instituciones democracias. Estas dictaduras también tuvieron origen en la incompetencia y falta de liderazgo del poder civil en su momento.

También es necesario recordar, aunque ningún autor de los descritos lo menciona,  el soporte que brindo el Comité internacional Comunista –COMINTER-(Unión Soviética) al partido comunista en las américas y el apoyo soterrado a los grupos armados llamados de liberación. Es ampliamente conocida la injerencia que los países comunistas tuvieron en el nacimiento y desarrollo de los movimientos armados en Colombia. La Unión Soviética, la China de Mao y Cuba se involucraron directamente con suministros de armamento, apoyo logístico y entrenamiento a estos grupos armados durante casi tres décadas. 

Los defensores de la existencia de la “Doctrina de Seguridad Nacional”, han querido desconocer y satanizar las  legítimas acciones defensivas que ejercieron los países del Cono Sur, para defenderse del comunismo internacional que utilizo llamada “combinación de todas las formas de lucha”, entre ellas la guerra guerrillas y diferentes expresiones del terrorismo. No obstante, como producto de esta lucha se presentaron graves violaciones de los Derechos humanos, con mayor o menor intensidad de acuerdo a las circunstancias de cada país.

En Colombia, esta famosa teoría nunca ha sido tema de estudio en las escuelas de formación y capacitación de las Fuerzas Armadas, diferentes a los ejercicios académicos sobre el planeamiento  de la  Seguridad y Defensa enseñados en la Escuela Superior de Guerra, como parte de la doctrina militar colombiana. Por lo tanto, no tiene justificación alguna endilgarle a las FFMM de Colombia la aplicación de la denominada “Doctrina de seguridad Nacional”, en los términos que los autores de izquierda y la guerrilla pretenden contextualizar. Las FFMM colombianas han sido, sin duda alguna, las más democráticas y respetuosas de la constitucionalidad de toda la América Latina y han actuado  siempre sujetas al poder civil legítimamente constituido.

Los excesos que se presentaron durante la guerra contrarrevolucionaria en Colombia, se debieron primordialmente a su exagerada prolongación en el tiempo, lo que ocasiono una grave degradación del conflicto, que además careció  de un marco legal adecuado que permitiera combatirla con medios legales eficaces. Ante esta situación, surgieron los mal llamados paramilitares, como respuesta al acoso y depredación de la guerrilla en las regiones más apartadas de la nación, algunos de estos grupos fueron aupados por funcionarios del Estado, políticos y empresarios del campo, quienes a su vez fueron influenciados por narcotraficantes, lo que dio origen a un recrudecimiento de la violencia que alcanzó  niveles dramáticos altamente deplorables.

La doctrina militar contrainsurgente en colombiana no se fundamenta en hacer la guerra en sí misma, sino en contrarrestar la acción armada de los grupos terroristas, que han pretendido tomarse el poder por la vía armada. La doctrina militar colombiana ha sido producto de la propia experiencia en su larga lucha contra los grupos armados ilegales y esta ha sido ajustada de acuerdo a cada etapa del conflicto, por lo tanto estará sujeta a las variaciones del proceder de la amenaza y si esta  desaparece, habrá que reestructurar la doctrina acorde con las circunstancias y nuevos retos que impone el mundo moderno.



MG (R) VICTOR ALVAREZ VARGAS
Miembro de la Mesa de Transición del MDN



[1] Comblin, Joseph (1977). Le pouvoir militaire en Amerique latine : l'ideologie de la securite nationale. París: J.-P. Delarge.
[2] Child, Jack, Geopolitics and Conflict in South America: Quarrels among Neighbours, New York, Praeger, 1985

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