jueves, 26 de marzo de 2015
24-2-15
Brigadier General
José Arturo Camelo.
La Cuidad.
José Arturo,
Son muchas las voces que se han elevado al cielo, para
pedirle al todo poderoso que se haga justicia y que tu espíritu acepte y pueda
estar en paz ante los lamentables hechos que sucedieron en días pasados en la
remota para nosotros, Túnez.
El conocerte desde épocas lejanas me da la oportunidad de
expresar que he admirado tus ejecutorias en el ámbito castrense y legal. Tu
hogar es uno de los baluartes en tu vida.
El día de ayer le diste a las Fuerzas Militares y al país
entero un ejemplo de ponderación, equilibrio e inteligencia. Otros quizás
hubiéramos actuado en otros espacios y entregado mensajes disímiles, tu a cambio mostraste
moderación, grandeza de ser y nobleza en tu alma.
Escuche en el sepelio de tu señora doña Myriam Martínez y tu hijo Javier Arturo, adorados los dos por
ti, palabras de mesura y armonía en esos arduos momentos, mi admiración
despiertas cuando revelas que no sentiste odio ni lo sentirás jamás ante esa
realidad y ante la dimensión de los hechos y en esta pérdida que nunca podrá
ser reparada.
Mencionabas también que los episodios seguidos a la
muerte de tus seres queridos y tan importantes para ti, fueron una serie de
acontecimientos que los denominaste como la aparición de “ángeles” que
facilitaron y ayudaron a dirimir la situación compleja que se presentaba en
esas latitudes y ante los nefastos y duros acontecimientos.
Hablaste de los muchos sucesos que en cierta forma
facilitaron la salida a los hechos que de un momento para otro cambiaron tu
vida y la de tu hijo. Te expresaste con gratitud de varias personas, mencionaste
al sacerdote que se apareció en forma providencial y te dialogó en español entregando paciencia y afloró la calma al
menos por un espacio de tiempo; hablaste también de algunos diplomáticos de
otros países que te ofrecieron ayuda, de la Cancillería de Colombia que se hizo
presente por intermedio del Cónsul en Argelia, aludiste
varios episodios y eventos que fueron estupendos facilitando tu accionar ante
las dificultades presentadas; sin duda te
destacas en tus palabras cuando expresas con la mayor espontaneidad y con gran
sinceridad, que todo ello se debió a grandeza del Dios todopoderoso.
La mayor enseñanza que nos has dado se plasma en la grandeza de espíritu y en la serenidad
demostrada por ti. Eres un gran ser humano, digno representante de las FF.MM de
Colombia.
Desde estas páginas hago un reconocimiento de admiración
y le pido al todo poderoso que te guie en los pasos que tendrás que recorrer a
partir de este momento, cuenta con los integrantes del Centro Colombiano de
Pensamiento político Militar del que eres digno representante.
Con especial afecto,
MGA Ricardo Rubianogroot Román.
domingo, 22 de marzo de 2015
LA “DOCTRINA DE SEGURIDAD NACIONAL”
Por Mayor
General Víctor Álvarez Vargas
Todos hemos
escuchado con frecuente insistencia la posición de los guerrilleros de las Farc
en Cuba, cuando pregonan que el Ejército de Colombia debe abandonar la
“Doctrina de seguridad Nacional” impuesta por los Estados Unidos. Recordemos algunos
hechos históricos que contradicen los argumentos de quienes sostienen la
existencia de dicha teoría, particularmente en el caso colombiano.
La expresión
“Doctrina de Seguridad Nacional”, es un concepto surgido de algunos analistas e
investigadores al finalizar la Segunda Guerra Mundial, para definir las
acciones de la política exterior de Estados Unidos, tendientes a que las
fuerzas armadas de los países de Latinoamérica dirigieran sus acciones a la
contención de la expansión del comunismo[1].
Esta
doctrina es reconocida en muchos ámbitos académicos y gubernamentales,
particularmente de la izquierda y los grupos armados marxistas, quienes
sostienen que esta política se creó para combatir ideologías, organizaciones o
movimientos que dentro de cada país pudieran favorecer o apoyar al comunismo en
el contexto de la Guerra Fría, legitimando la toma del poder por parte de las
fuerzas armadas y la violación de los derechos humanos, así como la lucha
contra “el enemigo interno”, concepto surgido para enfrentar supuestos agentes
locales del comunismo[2].
Refiriéndose este último, como la persecución y exterminio de todas las
expresiones de protesta social (movimientos sociales, sindicatos, movimientos
estudiantiles, defensores de DDHH).
El origen
del involucramiento de las FFMM colombianas en el conflicto interno, se remonta
al año 1948, posterior al asesinato del caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitan.
Este grave acontecimiento trajo como consecuencia la generalización de la
violencia en todo el territorio nacional, por lo cual la policía se vio desbordada,
además de que acusaba para esa época graves problemas de politización. En tales
circunstancias el gobierno se vio obligado a asignar la tarea del control del
orden público interno a las Fuerzas Militares. Estos acontecimientos sucedieron
mucho antes de que apareciera la teoría de la “Doctrina de Seguridad Nacional”,
ni se hubieren presentado golpes militares en Colombia ni en el resto de
América Latina.
Los
defensores de la existencia de esta teoría, sostienen sus argumentos desde una
sola óptica, desestimando las acciones realizadas por la Unión Soviética en la
lucha bipolar por la obtención de la hegemonía mundial, lo que les resta
credibilidad y solidez en sus argumentos. Los investigadores documentan su
posición con verdades a medias y narran
hechos que no obedecieron a la realidad. Con esta posición unilateral,
pretenden culpar exclusivamente a la política exterior norteamericana y al
militarismo de derecha surgido en esta época.
Los años
sesenta marcaron el inicio de la intervención directa del comunismo
internacional, (URSS) en la América Latina, motivados por las condiciones
sociales en que vivían los países del tercer
mundo. El primer paso fue dado con el triunfo de la Revolución Cubana, que
luego se extendió por toda la región, mediante la aparición de numerosos
movimientos insurgentes de liberación, que utilizaron toda clase de tácticas irregulares,
entre ellos, la guerra de guerrilleras incluido el uso del terrorismo.
Para
contener la expansión de los grupos armados comunistas en América, los Estados Unidos creo la Escuela de Las
Américas en Fort Gulik (Panamá), con el fin de preparar en tácticas
contrainsurgentes a los oficiales de los ejércitos latinoamericanos. Algunos investigadores
y analistas han difundido erróneamente, que esta Escuela fue creada con el fin
de “preparar a los alumnos en técnicas de secuestros y desapariciones de
opositores políticos, guerra psicológica, técnicas de tortura y violaciones de
DDHH[3]”,
lo cual carece de toda verdad.
Esta
doctrina ha hecho carrera hasta llegar a constituirse en una realidad aceptada
en muchos sectores académicos. Si bien es cierto, que los Estados Unidos se
impusieron en la tarea de contener la expansión del comunismo en Americalatina,
esta acción fue realizada para contrarrestar las diferentes formas de lucha que
utilizo en comunismo en Centro y Suramérica (guerra de masas, guerra de
organizaciones, guerra sicológica y primordialmente la guerra de guerrillas).
Así mismo, esta
corriente de pensadores argumentan que en el marco de la llamada “Doctrina de
Seguridad Nacional”, se impulsaron golpes militares en casi toda la América
Latina en la década de los setenta y ochenta. Un concepto en buena parte
cierto, particularmente por la anuencia y soporte que los Estados Unidos brindaran
a estas dictaduras, hecho que marco una etapa oscura de la política exterior
norteamericana. Sin embargo, Colombia surge como una excepción a este fenómeno,
donde paradójicamente la insurgencia armada ha tenido mayor duración, motivada por
factores particularmente diferentes.
Lo sucedido en
Americalatina con respecto a los golpes militares, puede explicarse como el
resultado de la lucha frontal ejercida contra los grupos insurgentes comunistas
(Guerrillas urbanas y rurales) surgidos en casi todos los países del Cono Sur, lo
cual ocasiono un empoderamiento de los militares,
que impulsados por algunos sectores sociales y los excesos cometidos por los
terroristas de estos países, los indujo a lanzarse en la aventura de los golpes
de Estado, con el argumento de salvar la vigencia de las instituciones democracias.
Estas dictaduras también tuvieron origen en la incompetencia y falta de
liderazgo del poder civil en su momento.
También es
necesario recordar, aunque ningún autor de los descritos lo menciona, el soporte que brindo el Comité internacional
Comunista –COMINTER-(Unión Soviética) al partido comunista en las américas y el
apoyo soterrado a los grupos armados llamados de liberación. Es ampliamente conocida
la injerencia que los países comunistas tuvieron en el nacimiento y desarrollo
de los movimientos armados en Colombia. La Unión Soviética, la China de Mao y
Cuba se involucraron directamente con suministros de armamento, apoyo logístico
y entrenamiento a estos grupos armados durante casi tres décadas.
Los
defensores de la existencia de la “Doctrina de Seguridad Nacional”, han querido
desconocer y satanizar las legítimas
acciones defensivas que ejercieron los países del Cono Sur, para defenderse del
comunismo internacional que utilizo llamada “combinación de todas las formas de
lucha”, entre ellas la guerra guerrillas y diferentes expresiones del
terrorismo. No obstante, como producto de esta lucha se presentaron graves
violaciones de los Derechos humanos, con mayor o menor intensidad de acuerdo a
las circunstancias de cada país.
En Colombia,
esta famosa teoría nunca ha sido tema de estudio en las escuelas de formación y
capacitación de las Fuerzas Armadas, diferentes a los ejercicios académicos
sobre el planeamiento de la Seguridad y Defensa enseñados en la Escuela
Superior de Guerra, como parte de la doctrina militar colombiana. Por lo tanto,
no tiene justificación alguna endilgarle a las FFMM de Colombia la aplicación
de la denominada “Doctrina de seguridad Nacional”, en los términos que los
autores de izquierda y la guerrilla pretenden contextualizar. Las FFMM
colombianas han sido, sin duda alguna, las más democráticas y respetuosas de la
constitucionalidad de toda la América Latina y han actuado siempre sujetas al poder civil legítimamente
constituido.
Los excesos
que se presentaron durante la guerra contrarrevolucionaria en Colombia, se debieron
primordialmente a su exagerada prolongación en el tiempo, lo que ocasiono una
grave degradación del conflicto, que además careció de un marco legal adecuado que permitiera
combatirla con medios legales eficaces. Ante esta situación, surgieron los mal
llamados paramilitares, como respuesta al acoso y depredación de la guerrilla en
las regiones más apartadas de la nación, algunos de estos grupos fueron aupados
por funcionarios del Estado, políticos y empresarios del campo, quienes a su
vez fueron influenciados por narcotraficantes, lo que dio origen a un
recrudecimiento de la violencia que alcanzó niveles dramáticos altamente deplorables.
La doctrina
militar contrainsurgente en colombiana no se fundamenta en hacer la guerra en
sí misma, sino en contrarrestar la acción armada de los grupos terroristas, que
han pretendido tomarse el poder por la vía armada. La doctrina militar
colombiana ha sido producto de la propia experiencia en su larga lucha contra
los grupos armados ilegales y esta ha sido ajustada de acuerdo a cada etapa del
conflicto, por lo tanto estará sujeta a las variaciones del proceder de la
amenaza y si esta desaparece, habrá que
reestructurar la doctrina acorde con las circunstancias y nuevos retos que
impone el mundo moderno.
MG (R) VICTOR ALVAREZ VARGAS
Miembro de la Mesa de Transición del MDN
[1] Comblin, Joseph
(1977). Le pouvoir militaire en Amerique latine : l'ideologie de
la securite nationale. París: J.-P. Delarge.
[2] Child, Jack, Geopolitics and
Conflict in South America: Quarrels among Neighbours, New York, Praeger, 1985
[3] «Contrainsurgencia
- Terrorismo Made in U.S.A. en las Américas». Consultado el 2009.
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