miércoles, 22 de octubre de 2014
Proceso de Paz para los miembros de las FFAA
MG (R) VICTOR
ALVAREZ VARGAS
Miembro de la Mesa
de Transición del MDN
Son muchas las discusiones, análisis y reflexiones que los miembros de
las Fuerzas Armadas de Colombia, activos y de la reserva, hemos realizado en estos dos últimos años
sobre las incidencias, consecuencias y participación en el proceso de paz
iniciado por el gobierno desde febrero del 2012.
El análisis ha sido basado en un cuidadoso estudio de procesos similares
vividos en otras latitudes y en la experiencia adquirida durante muchos años de
trasegar por nuestro territorio, del cual hemos sido testigos de excepción sobre
la problemática social y de inseguridad que viven los colombianos, especialmente
de las regiones más apartadas, donde la presencia del Estado ha sido precaria
producto del desinterés, descuido y corrupción en muchos niveles de la dirigencia
política del país.
La mayoría de las veces esa presencia se limitaba, y aún persiste, a un
alcalde o inspector, un juez, ocasionalmente un puesto de salud mal equipado,
en medio de la más absoluta carencia de oportunidades de progreso y desarrollo.
En casi todos los casos, la respuesta a los brotes de violencia, fue el
envío de tropas para reducir o apaciguar
el desorden público, pero casi nunca llegaron los recursos para mitigar las
urgentes necesidades de esas poblaciones, lo que siempre reclamamos los
militares como la consolidación, considerada esencial para erradicar
definitivamente la violencia, que urgía la presencia de otras entidades del
Estado, tales como: educación, salud, justicia, vías de comunicación, servicios
públicos, entre muchos otros.
De esa problemática social, la guerrilla de las FARC ha derivado sus
exigencias en la mesa de conversaciones, no sin razón, pero sin autoridad moral,
pues ella ha sido la principal causante
de la depredación y miseria del campo colombiano, a través de prácticas
criminales como el asesinato, la extorsión, el reclutamiento forzado y la
destrucción de la infraestructura económica, lo que ocasiono un gran atraso económico y un irreparable perjuicio ambiental
a la nación.
Sin embargo, ahora pretenden surgir como los grandes redentores,
pretextando su lucha cruel y despiadada por la desigualdad social y el abandono
del Estado en el campo colombiano. No obstante, de su fracaso en la lucha
armada, esta negociación les ha traído grandes réditos políticos, entre ellos, el
reconocimiento como actores legítimos del conflicto, además de obtener del
gobierno el compromiso, por lo menos en el papel, de resolver las grandes necesidades
del campo colombiano, así como otras urgentes reformas del Estado que han estado pendientes por más
de cincuenta años; validando con este compromiso, utópico por cierto, las
razones de su ataque aleve contra el pueblo colombiano.
Después de recordar y analizar brevemente todo este devenir histórico
de nuestro acontecer nacional, los militares y policías debemos meditar con
profundidad, cuál debe ser nuestra actitud ante este proceso en que se ha
empeñado el actual gobierno y del cual no nos podemos sustraer.
Es conveniente para nuestro equilibrio emocional, superar
resentimientos y prevenciones, con el fin de concentrarnos en los aspectos en
los cuales podemos influir, para tratar de salir lo mejor librados de una
realidad que al parecer es irreversible.
Es razonable que la mayoría de los miembros la reserva activa, estemos
abrumados por la incertidumbre, la desconfianza y el escepticismo, particularmente,
por el doble lenguaje que se maneja en los diálogos, la actitud desafiante y mendaz
de los terroristas, las concesiones que les puedan otorgar y particularmente
por el desamparo jurídico en que nos encontramos.
Aun con todos estos inconvenientes, debemos hacerle frente a esta
realidad con criterio analítico sin pasiones que nos pueden desorientar. ¿Será que oponiéndonos ante
una realidad política, en la cual nosotros no tenemos mayor injerencia por
carecer de poder político, podremos cambiar la situación? Consideraría que no. Creo
más bien, que debemos mantenernos al margen de la contienda política y dedicarnos
a lo que nadie va a ser por nosotros, que es nuestra justa y legítima defensa,
de la cual muy pocos están interesados.
De nuestros estudios y mesas de trabajo en la reserva, han surgido
muchas posiciones, desde las más radicales hasta las más equilibradas, pero
siempre con el mejor interés y preocupación por buscar un trato digno para nuestras
Fuerzas Militares y de Policía, que tanto sacrificio han tenido que aportar, para preservar la
seguridad y supervivencia de la nación, unos con mayor dedicación que otros,
pero siempre con la mayor voluntad por salvaguardar la legitimidad de nuestra
Institución.
La verdad es que en el pasado poco pensamos en las consecuencias de una
salida negociada del conflicto, y ahora ante esta realidad, la tenemos que
afrontar con apremio para adaptarnos a una eventual negociación con los grupos
de irregulares que combatimos durante los últimos sesenta años.
Cuando estuvimos en actividad y los que aún lo están, nunca analizamos
en detalle cual podría ser el final del conflicto, sencillamente se avanzaba y
avanzaba sin pensar cual sería el final, las ocupaciones del día a
día, las responsabilidades de la guerra y los afanes por la victoria, no nos
permitieron ver que el asunto tendría un final político, el cual podría traer
graves consecuencias para nuestro futuro.
Es lógico entender que en nosotros exista prevención y resentimiento, son
muchas las cicatrices producto de esta larga y sangrienta guerra, en la cual
nos vimos involucrados en cumplimiento de una misión constitucional. Sobre esto
último, no se puede olvidar lo que algunos quieren desconocer, que siempre
estuvimos sujetos al poder civil legítimamente constituido, sin faltar a
nuestro juramento.
Aun en medio de la injusticia con que se nos trata en algunos sectores del
mismo Estado al cual defendemos. La injusta persecución, la incomprensión y la
ingratitud de algunos colombianos, no nos deben amilanar; por el contrario, debemos
hacerle frente y construir una memoria histórica que permita develar a los
verdaderos culpables de la violencia.
No podemos llevarnos a equívocos, por la satisfacción y orgullo que nos
producen las encuestas de aceptación y favorabilidad, donde las FFMM resultan
ampliamente recompensadas por la gratitud del pueblo colombiano, pero
desafortunadamente, esas mayorías no tienen capacidad de decisión ni influencia
sobre la orientación pública del país, son los poderes del Estado y los medios
de comunicación quienes dirigen nuestro destino, por tanto es allí donde
debemos influir.
Por todas estas razones, nuestra atención se debe concentrar, no en
oponernos al proceso, sino en procurar mantener la legitimidad e integridad de
nuestra institución y conseguir un
tratamiento justo y equitativo para nuestros hombres que se encuentran privados
de la libertad, por lo menos igual al que se propone a los alzados en armas en
términos jurídicos, así haya sido por excesos en el cumplimiento de su deber,
que en todo caso fue en legítima defensa de una agresión sistemática contra el
Estado.
Nuestra preocupación no debe ser únicamente por lo que suceda en la
mesa, allí existe una agenda previamente pactada que se deberá cumplir. Lo más
grave está sucediendo aquí en el país y en la agenda internacional; en los
últimos dos años se han desatado los peores agravios que menoscaban la
integridad y prestigio de la institución armada y de sus miembros. La
persecución judicial cada día se acentúa más, la inteligencia militar que es la
base de los éxitos operacionales, es cada vez más difamada y puesta en la
picota publica; tal pareciera que existiera una consigna para llevar la mayor
cantidad de militares a la cárcel, que hoy superan ampliamente los detenidos
por actos terroristas y otros delitos de
los grupos terroristas.
Tenemos que desarrollar una estrategia, con la ayuda de expertos y el
apoyo de quienes creen en sus FFMM., con el fin de poner fin al desprestigio
sistemático que contribuye a los intereses
de nuestros detractores, como es el caso de los llamados “falsos positivos”, un
señalamiento en el que la ficción ha venido superando la realidad, y que de no
ponerse en contexto, provocará graves lesiones a la institución y sus miembros.
Recordemos que uno de los objetivos de quienes nos consideran sus enemigos es
destruir nuestra legitimidad.
Así mismo, y en el supuesto caso de que se superen favorablemente los
grandes escollos que aún quedan por discutir, debemos asumir una actitud
positiva a la decisión que adopte el pueblo colombiano, cualquiera que esta sea
en beneficio del futuro de nuestra nación. Me atrevo a pensar, que dicha
decisión estará sujeta a una demostración sincera de arrepentimiento por los
crímenes cometidos por parte de los grupos que actuaron fuera de la ley, a la entrega
de las armas y a la desmovilización definitiva como una muestra real de paz y reconciliación;
claro está, que esto dependerá de cómo se desarrolle en punto cuarto de la
Agenda, DDR (Desarme, Desmovilización y Reinserción).
También será necesario estar dispuestos a reconocer nuestros errores
como producto de una guerra desigual y sin legislación adecuada, que se
prolongó demasiado en el tiempo; a perdonar si la situación lo requiere (aunque
es una decisión personal no colectiva), pero buscando siempre un tratamiento justo
y por lo menos equitativo, que asegure a los militares y policías de
retaliaciones y venganzas futuras, que pongan en peligro su seguridad jurídica
y personal.
Es allí donde debemos concentrar nuestro esfuerzo, no para salvar el honor,
como alguna vez se hizo, sino para sobrevivir a la indiferencia, la injusticia
y la condena a la cual muchos nos quieren llevar.
domingo, 12 de octubre de 2014
El drama del vecino
El drama del vecino
La tragedia venezolana se queda además sin quien la denuncie.
Razón de más para que en Colombia dejemos de guardar este cómplice silencio.
Por:
Mauricio Vargas
Fuente:
Periódico El Tiempo
2:31
a.m. | 12 de octubre de 2014
Casi tanto como la tragedia que vive Venezuela, me aterra la
indiferencia con que los colombianos la seguimos. El silencio del Gobierno
Nacional es justificado, por voceros y defensores de la administración de Juan
Manuel Santos, con el apoyo del régimen de Nicolás Maduro al proceso de
negociación con las Farc. A estas alturas, se trata de una excusa tan manida
como falsa: si es cierto, como dicen los negociadores del Gobierno en la mesa
de La Habana, que los avances alcanzados son enormes, el proceso no debería
tener reversa, ni siquiera si Maduro se molesta con Colombia.
Pero que el Gobierno prefiera taparse la boca no quiere decir
que todos debamos imitarlo. La dimensión del drama que viven los venezolanos es
enorme y espeluznante. La inflación de los doce meses recientes supera el 63
por ciento, por mucho la más alta del continente, impulsada por una escasez de
alimentos y otros productos en niveles que alcanzan, en algunos rubros, el 70
por ciento.
La agricultura está postrada: las expropiaciones a los
terratenientes y la concesión de tierras a los campesinos no fueron acompañadas
de políticas de financiación y asistencia técnica, y el agro dejó de producir
lácteos, carne y granos, que hoy urge importar. Pero, como venderle a Venezuela
es un riesgo porque el régimen de Maduro no autoriza los dólares a los
importadores, esos productos han dejado de llegar.
Cientos de grandes plantas industriales han cerrado y decenas
de miles de pequeñas y medianas empresas desaparecieron. El caso de la salud es
pavoroso: la escasez de insumos en los hospitales alcanza niveles del 60 por
ciento y para muchas enfermedades, entre ellas el cáncer, faltan las medicinas.
La pobreza pasó de niveles de 21 por ciento, a los que había
bajado en los primeros años del chavismo, a más del 27: esto a 2012, pues desde
hace meses, el INE (el Dane de allá) dejó de publicar esas cifras. Se trata de
un nivel muy similar al de Colombia, con la diferencia fundamental de la
tendencia: acá va bajando y allá, subiendo. Y con una consideración que
convierte en imperdonables los pecados del chavismo: ese empobrecimiento ocurre
justo después de que Venezuela viviera la mayor bonanza petrolera de su
historia, que en solo impuestos le dejó al fisco unos 350.000 millones de
dólares, sin contar los aportes por 150.000 millones de dólares de la petrolera
estatal PDVSA a supuestos programas sociales.
¿Qué pasó con esa plata? Una porción significativa está en
los bolsillos de dirigentes chavistas y amigos del régimen, los boliburgueses,
que exhiben sus camionetas Hummer, sus Rolex de oro y diamantes y su ropa de
marca. Pero ahora que la crisis golpea y la miseria se dispara, las mafias de
la corrupción chavista están al borde de la guerra civil, como lo demuestra el
asesinato del joven diputado Robert Serra, por el que están detenidos dos de
sus escoltas y hay un cruce de acusaciones en que incluso ha saltado el nombre
del ministro del Interior, Miguel Rodríguez.
No fueron entonces, como dijo Maduro y repitió el
expresidente Ernesto Samper, en su calidad de secretario de Unasur, los
paramilitares colombianos los autores del crimen. Cómo será que hasta la
canciller colombiana, María Ángela Holguín, tan cercana a Samper, tuvo que
llamarle la atención por esas declaraciones. El crimen evidencia una guerra de
bandas corruptas, que se suma a la galopante inseguridad que domina a
Venezuela, con 25.000 muertes violentas al año.
Todo esto mientras una justicia al servicio del régimen
encarcela a cientos de opositores, y la falta de papel (Maduro sólo autoriza su
importación a los medios afines a él) obliga al cierre de decenas de diarios.
De ese modo, la tragedia venezolana se queda además sin quien la denuncie.
Razón de más para que en Colombia dejemos de guardar este cómplice silencio.
Mauricio Vargas
mvargaslina@hotmail.com
jueves, 18 de septiembre de 2014
Mayor sensatez.
Septiembre
2014
MG ®
Ricardo Rubianogroot Román.
En este texto hago un rápido recuento de lo escrito por
diferentes autores y analistas del conflicto interno Colombiano con variadas
visiones y concluyo mi propia apreciación.
Colombia
es un país con un conflicto armado interno, resultado de causas diversas y
complejas. Dentro de ellas se pueden señalar las desigualdades sociales, problemática
de tierras, el abandono de áreas rurales y pueblos apartados, falta de
infraestructura, educación, justicia, la exclusión política, modelos de
desarrollo errados y la creciente inequidad.
Para
nuestra desdicha el listado para describir la totalidad de las raíces que lo
han ocasionado, es interminable.
El
conflicto tiene variados antecedentes históricos, para algunos analistas su
origen se da en la década de los años 30 identificando el suceso de las
bananeras, pasando por el asesinato de Jorge
Eliecer Gaitán en el 48 y mencionan la
"época de la Violencia", como fundamental por ser esta época la que se
caracterizó por el talante político por
los problemas bipartidista de la década de 1950 y a
su vez remontan los orígenes de esta guerra
interna en la llamada Nueva Granada y la independencia de España
y como quienes dirigieron los inicios de la fase de la Republica quisieron enfocar
el futuro de esta Nación. Cada etapa de la
historia del país ha traído consigo un enfrentamiento diferente.
A
finales de los años cincuenta, principios de los años sesenta, a causa de los
fenómenos ya antes mencionados, surgieron en Colombia diferentes grupos
guerrilleros, en principio de inspiración marxista. Estos grupos son,
principalmente, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, el Ejército Popular de Liberación EPL, el
Ejército de Liberación Nacional ELN y otras derivaciones menores, los cuales
tenían unos objetivos específicos que eran asesorados y acompañados por el Partido Comunista desde sus inicios; esas metas eran las de
conseguir una reforma agraria y la redistribución equitativa de la riqueza. Lo
que pretendían finalmente, era lograr una transformación social significativa.
Todos
esos objetivos e ideales de antaño han mutado y han cambiado; a diferencia de
ocuparse en labores políticas para lograr esas aspiraciones y cambios, pasaron
drásticamente a usar estrategias como el empleo del narcotráfico para financiar
su causa, pero desbordando y pasando por encima de sus ideales, y prácticamente
olvidando su causa y sus orígenes; se da como ejemplo la búsqueda y demanda de ciertos intereses para el
campesinado colombiano, por ser uno de los sectores más marginalizados de la
sociedad, exigir al Gobierno, la
construcción de carreteras, escuelas
y crédito para aumentar la tenencia de ganado o ampliar sus cultivos, en síntesis
la búsqueda de una participación del pueblo en la construcción del futuro del
país.
Por
el contrario recurren al empleo de las armas y no al uso de las palabras, hoy
en día sus acciones se distinguen por el
reclutamiento de menores, prácticas terroristas como la implantación de minas antipersona, el asesinato de civiles, miembros del gobierno, policías y
militares, el secuestro con fines
políticos, extorsivos o económicos, atentados
con bombas y armas no convencionales, destrucción
de infraestructura, puentes, carreteras, oleoductos, acueductos, actos que han
provocado desplazamientos forzados de civiles.
Sus doctrinas
e ideales se han desvanecido.
Tienen que entender que la injusticia y las desigualdades
sociales no justifican ni legitiman la violencia[1].
Para
puntualizar sobre las falencias del sistema económico y político que nos rige, “no
se requiere irse a dar plomo en el monte”[2].
Es demasiado evidente la miseria e inequidad en Colombia, la concentración del
capital y de la tierra, hay que luchar para superar estas situaciones aun en
contra de quienes se benefician, pero la lucha armada no es parte de la
solución a esos problemas, es parte del problema en sí.
Interpretando a Cano previo al bombardeo que lo dejó fuera de combate, quiso decir a sus “camaradas”, que “los errores de las Farc, las sacaron del camino de su filosofía[3]; que perdieron la guerra cuando el Estado colombiano logró multiplicar su capacidad militar con la suma del poder de combate de la fuerza aérea y las operaciones conjuntas”: masa crítica en contra…; “que perdieron su legitimidad insurgente, porque los colombianos y la comunidad internacional señalaron a las Farc como narcotraficantes y terroristas”.[4]
Interpretando a Cano previo al bombardeo que lo dejó fuera de combate, quiso decir a sus “camaradas”, que “los errores de las Farc, las sacaron del camino de su filosofía[3]; que perdieron la guerra cuando el Estado colombiano logró multiplicar su capacidad militar con la suma del poder de combate de la fuerza aérea y las operaciones conjuntas”: masa crítica en contra…; “que perdieron su legitimidad insurgente, porque los colombianos y la comunidad internacional señalaron a las Farc como narcotraficantes y terroristas”.[4]
Ante
esas realidades, a las Farc de Cano, no les quedaba más opción que negociar y
bajo ese precepto, hoy necesitan oxigenar sus ideales de llegar al poder, ya no
por medio de las armas, pero sí por la lucha política y jurídica, usando la
combinación de otros medios, recuperar el poder de movilización en las regiones
y lograr representatividad de sus cuadros políticos y órganos de dirección
popular.
Los
colombianos esperan que así como Cano diera el paso hacia la reflexión, las
Farc de Timochenko, evolucionen en su lenguaje y que sean más consecuentes con
la oportunidad histórica que se les está brindando.[5]
Las
exigencias de la guerrilla en la mesa no son consecuentes con lo que ha sido la
realidad histórica del manejo que le han dado al conflicto interno.
Quieren
que el pueblo a quienes dicen defender pero que por el contrario han afectado,
acepten en un referendo proyectado en la mesa de la Habana, que:
No
son narcoterroristas?
Que
son víctimas y no victimarios?
Que
no reparen a sus víctimas?
Que
son consecuencia “de un terrorismo de Estado”?
Que
por emplear un uniforme son tropas equiparables a las Fuerzas Militares y la Policía
Nacional de Colombia?
Que
hay que exonerarlos de responsabilidades legales, ante sus acciones que se
constituyen como delitos a la luz de códigos Nacionales e Internacionales?
Que
no deben entregar las armas, sino dejarlas?
Que
no deben desmovilizarse, sino reintegrarse a la sociedad civil?
Que
pueden llegar al congreso sin una elección popular?
Me
pregunto: Por qué esta guerrilla a la que se le ha dado una oportunidad de
diálogo y negociación, deben tener concesiones que no se les da ni si quiera a
los Colombianos que durante su vida han sido rectos y han procurado cumplir la
Constitución y la leyes?
Se
aspira entonces que sean sensatos con lo que ha sido su pasado y esperen unas
acciones lógicas, y consecuentes con lo
que ha sido su vida en relación con el conflicto interno y como por ello han afectado a la Nación Colombiana.
.
miércoles, 6 de agosto de 2014
El proceso
para el fin del conflicto armado y las víctimas.
LA ANOMALÍA DE
LAS VICTIMAS
Por: MG Ricardo Rubianogroot Román. (28-07-14)
“El Estado no es culpable; en algunos casos puede ser
responsable, por ello repara”[1]
El ciudadano que se declara víctima, prefiere ser reconocido
por el Estado y no por las FARC, les asiste esperanzas que el Estado los
reparare”[2]
“Los responsables de las víctimas de guerra en Colombia van más
allá de los contendientes y llega al Palacio Presidencial y a los sectores pudientes de la sociedad”[3]
Con estas frases introductorias, se
puede claramente deducir los inconvenientes y dificultades y el arduo trabajo que
está por darse, especialmente para el Gobierno, para llegar a un acuerdo justo y
conveniente en este tema de víctimas de la agenda de conversaciones.
Pero qué es lo que realmente se busca al
tratar este tema que está consignado en el punto número cinco (5) de la Agenda
de negociaciones? Y que es lo que se va a tratar en el desarrollo del mismo? Los numerales señalados en ese punto son dos:
1.
Derechos humanos
2.
Verdad.
La realidad es que existe como es lógico
en este asunto, una observancia e influencia de organismos internacionales pues
este es un contenido relativo a la justicia transicional, que busca
precisamente resarcir a las víctimas y que aflore la verdad, justicia y
reparación, requisito y exigencia sine qua non, [4]
de estas colectividades, por la jurisprudencia
existente en ese mecanismo; más claro aún, de lo se trata es legitimar y
validar el proceso; de allí la importancia que el Gobierno lo maneje en forma
acertada y no permita ningún tipo de manipulación.
Los preparativos para acometer el punto,
siguiendo los lineamientos señalados en el pasado con los temas ya abordados,
territorio, participación en política y drogas ilícitas, ha sido precedido por
unos foros organizados por la ONU por petición del Gobierno, y la Universidad Nacional específicamente su Centro
de Pensamiento, por postulación de las FARC.
A la fecha, se han cumplido tres (3)
foros regionales en Villavicencio, Barrancabermeja y Barranquilla y está
previsto un foro Nacional en la Cuidad de Cali.
La participación en los foros regionales
ha sido de aproximadamente unas 1.700 personas, para el foro Nacional se tiene previsto que asistan unas 1.200. Se
aprecia que de ese número citado, la participación de víctimas de las FARC, ha
sido tan solo de 165, (proyectando incluso el foro de Cali), se puede mencionar
dentro de ese último grupo a víctimas presentadas por ACORE[5],
Colombia herida, Damas verdes, Confecore[6]
y la División Córdova. Se atribuye esa anomalía del bajo número de asistentes a
fallas en el sistema de información o bien que existe algún tipo de aprensión
por agresiones que ya se han presentado en los foros iniciales o simplemente no
hay garantías y confianza en ese proceso. Entre tanto la contraparte ha estado
muy activa en foros y en las actividades relativas.
Las víctimas seleccionadas se
encontrarán por primera vez con las Farc en la Habana; Los delegados del presidente Juan Manuel Santos y de las Farc han
decidido invitar a la Habana a una delegación de víctimas por cada ronda
negociadora sobre ese tema, al menos durante cinco ciclos. El primer grupo de víctimas irá a La Habana el 16
de Agosto. La conformación de los grupos de víctimas será de 12 personas, en
cinco ciclos en total, para un total previsto de 60 personas. Allí podrán exponer
sus puntos de vista sobre lo que debe ser y se espera,
sobre verdad, justicia y reparación.
Los mecanismos de participación están
acordados, pero a pesar de estar establecidos los mismos, no son del todo
claros y son manejados por un sector cerrado donde no hay cabida al pluralismo,
no hay la claridad esperada; se registra
en gran actividad a Piedad Córdoba y el Senador Iván Cepeda, a pesar
de no tener una función específica en esta actividad están apropiados
del tema, y en comunicación permanente con Alejo Vargas uno de los principales
organizadores, el sí, con responsabilidades específicas en este asunto.
La
selección se dejó en manos del Programa de Naciones
Unidas para el Desarrollo y de la Universidad Nacional,
que antes de determinar quiénes serán los escogidos, “consultan” a la Iglesia
Católica específicamente a la Conferencia Episcopal manejada por Monseñor Luis Castro[7] que
junto con la Organización de víctimas y la Mesa Nacional de víctimas, siguiendo
los criterios de: equilibrio, pluralismo y sindéresis[8], y
el análisis de cada hecho victimizante [9] y
enfoque diferencial, [10] finalmente
eligen las personas asistentes a la Habana catalogadas como víctimas.
Al
escribir este artículo el proceso descrito se encuentra en plena ejecución. Se
han dado manifestaciones de inconformidad de todo tipo, algunos sectores del
Gobierno se han manifestado, [11] "Para
la Procuraduría General de la Nación es fundamental que se tenga claridad sobre
las reglas de juego establecidas en un aspecto de tanta trascendencia, y que se
asegure una representación justa al universo de víctimas del conflicto armado
colombiano".
De
otro lado, y no menos importante, actualmente están debidamente inscritas a
nivel Nacional, más de 6,500.000 víctimas (aproximadamente la población de la
cuidad de Bogotá urbana), se estima un promedio por cada víctima de cuatro (4)
mas, llamadas víctimas secundarias (familiares especialmente); mediante un
procedimiento establecido se
declara un hecho equidistante [12]
que determina que se ha cometido un daño que a la vez genera una atención y una
asistencia de emergencia; es claro y así debe ser que el Estado va a reparar a
las víctimas, reparaciones que están previstas en algunos casos de por vida,
gran responsabilidad y mucho dinero del fisco Nacional se deberá considerar;
podremos imaginar los colosales recursos que se debe presupuestar en lo
sucesivo para atender este tema. Pero y las víctimas de las FARC? Cómo se
maneja esa otra cara de la misma moneda? Que se tiene previsto? De eso no se ha
hablado y es el momento de precisar.
En
todo lo que acontece en este punto, se señala y advierte una situación grave y
preocupante, el Estado acepta su responsabilidad y reconoce a las víctimas que
están inscritas, al aceptar y dar el reconocimiento a las mismas, bien puede
darse la circunstancia que se va a reclamar
por parte de entusiastas abogados y colectivos, la investigación
correspondiente para determinar que agente del Estado, que entidad y finalmente
que persona es la directamente responsable jurídicamente.
Esa
responsabilidad aceptada por el Estado, y cuando en la actualidad se discute
arduamente sobre las responsabilidades políticas versus las responsabilidades
Institucionales y apalancada aún más por las manifestaciones del señor Presidente
de la Republica, [13]
el 23 de Julio/14 cuando “señaló que todos los involucrados deben
reconocer la responsabilidad que han tenido; empresarios, trabajadores, medios
de comunicación,……., todos somos culpables” lo mencionado, dará paso a que esa responsabilidad admitida,
sea un “auto cabeza de proceso”[14]; podremos
imaginar también, el cumulo de investigaciones que se abrirán; los comandantes
militares y policiales y las autoridades civiles de cada sector, estarán a la
orden del día.
Las
manifestaciones de las Farc en este sentido no se hacen esperar [15]“Al hablar de máximos responsables, debemos
afirmar claramente, que la cadena de mando no se agota en los Estados Mayores
del Ejercito y Policía, sino que va mas allá y toca al Palacio de Nariño”
Esperemos
entonces que todo este episodio no resulte en que el Estado es el único
responsable por las víctimas de esta guerra interna. Una vez más estamos en
manos de los plenipotenciarios y del Gobierno como tal y confiamos que su inteligencia,
astucia y sagacidad sea más aguda que la del otro lado de la mesa. La historia
los sabrá juzgar por sus aciertos y sus errores.
Cada
vez que se atenta y golpea un oleoducto, se da una depredación inclemente, se
atenta contra pobladores, la naturaleza representada en seres vivos, objetos,
agua, suelo, subsuelo y el aire; el medio ambiente y los ecosistemas se
degradan, la flora y la fauna se ve afectada.
Quienes
son los victimarios y quienes responden por esos incontables daños?
[1] Apreciaciones del articulista.
[2] Apreciaciones del articulista.
[3] Iván Márquez, Diario “El País, El Tiempo”,
sábado 19 de Julio.
[4] «Condición
sin la cual no». Se refiere a una acción, condición o ingrediente necesario y
esencial de carácter más bien obligatorio para que algo sea posible y funcione
correctamente.
[6] Confederación
Colombiana de Organizaciones del Personal en Retiro y Pensionados de las
Fuerzas Militares y de la Policía Nacional.
[7] La
Conferencia Episcopal de Colombia, es una institución administrativa y de
carácter permanente de la iglesia católica, integrada por todos los obispos de
las diócesis de Colombia en forma colegiada.
[8] Sinónimos en español de
"sindéresis": buen juicio, discreción, prudencia, sentido común, tino.
Discreción, capacidad de pensar rectamente. Hoy en desuso, el término fue
utilizado por los filósofos escolásticos para defender que el ser humano, en
general, está capacitado para reconocer el bien (al que daban un valor absoluto)
y distinguirlo del mal.
[9] 1. La vida y la libertad. 2. Integridad
física. 3. Violencia sexual. 4. Desplazamiento forzado.
[10] 1. Mujeres víctimas. 2. Víctimas jóvenes.
3.Adultos mayores, en condición de discapacidad,
[11] El Tiempo Sección Política viernes 25 de
Julio/14.
[12] Se habla de una actitud que es equilibrada con respecto a cada una de las partes de unconflicto un mediador equidistante
[13] Editorial del programa “la Hora de la verdad”
el día 24 de Julio y otros medios
noticiosos.
[15] Periódico “El Nacional”
y correo electrónico de Márquez el 25 de Julio/14, a varios medios noticiosos.
El proceso
para el fin del conflicto armado y las víctimas.
LA ANOMALÍA DE
LAS VICTIMAS
Por: MG Ricardo Rubianogroot Román. (28-07-14)
“El Estado no es culpable; en algunos casos puede ser
responsable, por ello repara”[1]
El ciudadano que se declara víctima, prefiere ser reconocido
por el Estado y no por las FARC, les asiste esperanzas que el Estado los
reparare”[2]
“Los responsables de las víctimas de guerra en Colombia van más
allá de los contendientes y llega al Palacio Presidencial y a los sectores pudientes de la sociedad”[3]
Con estas frases introductorias, se
puede claramente deducir los inconvenientes y dificultades y el arduo trabajo que
está por darse, especialmente para el Gobierno, para llegar a un acuerdo justo y
conveniente en este tema de víctimas de la agenda de conversaciones.
Pero qué es lo que realmente se busca al
tratar este tema que está consignado en el punto número cinco (5) de la Agenda
de negociaciones? Y que es lo que se va a tratar en el desarrollo del mismo? Los numerales señalados en ese punto son dos:
1.
Derechos humanos
2.
Verdad.
La realidad es que existe como es lógico
en este asunto, una observancia e influencia de organismos internacionales pues
este es un contenido relativo a la justicia transicional, que busca
precisamente resarcir a las víctimas y que aflore la verdad, justicia y
reparación, requisito y exigencia sine qua non, [4]
de estas colectividades, por la jurisprudencia
existente en ese mecanismo; más claro aún, de lo se trata es legitimar y
validar el proceso; de allí la importancia que el Gobierno lo maneje en forma
acertada y no permita ningún tipo de manipulación.
Los preparativos para acometer el punto,
siguiendo los lineamientos señalados en el pasado con los temas ya abordados,
territorio, participación en política y drogas ilícitas, ha sido precedido por
unos foros organizados por la ONU por petición del Gobierno, y la Universidad Nacional específicamente su Centro
de Pensamiento, por postulación de las FARC.
A la fecha, se han cumplido tres (3)
foros regionales en Villavicencio, Barrancabermeja y Barranquilla y está
previsto un foro Nacional en la Cuidad de Cali.
La participación en los foros regionales
ha sido de aproximadamente unas 1.700 personas, para el foro Nacional se tiene previsto que asistan unas 1.200. Se
aprecia que de ese número citado, la participación de víctimas de las FARC, ha
sido tan solo de 165, (proyectando incluso el foro de Cali), se puede mencionar
dentro de ese último grupo a víctimas presentadas por ACORE[5],
Colombia herida, Damas verdes, Confecore[6]
y la División Córdova. Se atribuye esa anomalía del bajo número de asistentes a
fallas en el sistema de información o bien que existe algún tipo de aprensión
por agresiones que ya se han presentado en los foros iniciales o simplemente no
hay garantías y confianza en ese proceso. Entre tanto la contraparte ha estado
muy activa en foros y en las actividades relativas.
Las víctimas seleccionadas se
encontrarán por primera vez con las Farc en la Habana; Los delegados del presidente Juan Manuel Santos y de las Farc han
decidido invitar a la Habana a una delegación de víctimas por cada ronda
negociadora sobre ese tema, al menos durante cinco ciclos. El primer grupo de víctimas irá a La Habana el 16
de Agosto. La conformación de los grupos de víctimas será de 12 personas, en
cinco ciclos en total, para un total previsto de 60 personas. Allí podrán exponer
sus puntos de vista sobre lo que debe ser y se espera,
sobre verdad, justicia y reparación.
Los mecanismos de participación están
acordados, pero a pesar de estar establecidos los mismos, no son del todo
claros y son manejados por un sector cerrado donde no hay cabida al pluralismo,
no hay la claridad esperada; se registra
en gran actividad a Piedad Córdoba y el Senador Iván Cepeda, a pesar
de no tener una función específica en esta actividad están apropiados
del tema, y en comunicación permanente con Alejo Vargas uno de los principales
organizadores, el sí, con responsabilidades específicas en este asunto.
La
selección se dejó en manos del Programa de Naciones
Unidas para el Desarrollo y de la Universidad Nacional,
que antes de determinar quiénes serán los escogidos, “consultan” a la Iglesia
Católica específicamente a la Conferencia Episcopal manejada por Monseñor Luis Castro[7] que
junto con la Organización de víctimas y la Mesa Nacional de víctimas, siguiendo
los criterios de: equilibrio, pluralismo y sindéresis[8], y
el análisis de cada hecho victimizante [9] y
enfoque diferencial, [10] finalmente
eligen las personas asistentes a la Habana catalogadas como víctimas.
Al
escribir este artículo el proceso descrito se encuentra en plena ejecución. Se
han dado manifestaciones de inconformidad de todo tipo, algunos sectores del
Gobierno se han manifestado, [11] "Para
la Procuraduría General de la Nación es fundamental que se tenga claridad sobre
las reglas de juego establecidas en un aspecto de tanta trascendencia, y que se
asegure una representación justa al universo de víctimas del conflicto armado
colombiano".
De
otro lado, y no menos importante, actualmente están debidamente inscritas a
nivel Nacional, más de 6,500.000 víctimas (aproximadamente la población de la
cuidad de Bogotá urbana), se estima un promedio por cada víctima de cuatro (4)
mas, llamadas víctimas secundarias (familiares especialmente); mediante un
procedimiento establecido se
declara un hecho equidistante [12]
que determina que se ha cometido un daño que a la vez genera una atención y una
asistencia de emergencia; es claro y así debe ser que el Estado va a reparar a
las víctimas, reparaciones que están previstas en algunos casos de por vida,
gran responsabilidad y mucho dinero del fisco Nacional se deberá considerar;
podremos imaginar los colosales recursos que se debe presupuestar en lo
sucesivo para atender este tema. Pero y las víctimas de las FARC? Cómo se
maneja esa otra cara de la misma moneda? Que se tiene previsto? De eso no se ha
hablado y es el momento de precisar.
En
todo lo que acontece en este punto, se señala y advierte una situación grave y
preocupante, el Estado acepta su responsabilidad y reconoce a las víctimas que
están inscritas, al aceptar y dar el reconocimiento a las mismas, bien puede
darse la circunstancia que se va a reclamar
por parte de entusiastas abogados y colectivos, la investigación
correspondiente para determinar que agente del Estado, que entidad y finalmente
que persona es la directamente responsable jurídicamente.
Esa
responsabilidad aceptada por el Estado, y cuando en la actualidad se discute
arduamente sobre las responsabilidades políticas versus las responsabilidades
Institucionales y apalancada aún más por las manifestaciones del señor Presidente
de la Republica, [13]
el 23 de Julio/14 cuando “señaló que todos los involucrados deben
reconocer la responsabilidad que han tenido; empresarios, trabajadores, medios
de comunicación,……., todos somos culpables” lo mencionado, dará paso a que esa responsabilidad admitida,
sea un “auto cabeza de proceso”[14]; podremos
imaginar también, el cumulo de investigaciones que se abrirán; los comandantes
militares y policiales y las autoridades civiles de cada sector, estarán a la
orden del día.
Las
manifestaciones de las Farc en este sentido no se hacen esperar [15]“Al hablar de máximos responsables, debemos
afirmar claramente, que la cadena de mando no se agota en los Estados Mayores
del Ejercito y Policía, sino que va mas allá y toca al Palacio de Nariño”
Esperemos
entonces que todo este episodio no resulte en que el Estado es el único
responsable por las víctimas de esta guerra interna. Una vez más estamos en
manos de los plenipotenciarios y del Gobierno como tal y confiamos que su inteligencia,
astucia y sagacidad sea más aguda que la del otro lado de la mesa. La historia
los sabrá juzgar por sus aciertos y sus errores.
Cada
vez que se atenta y golpea un oleoducto, se da una depredación inclemente, se
atenta contra pobladores, la naturaleza representada en seres vivos, objetos,
agua, suelo, subsuelo y el aire; el medio ambiente y los ecosistemas se
degradan, la flora y la fauna se ve afectada.
Quienes
son los victimarios y quienes responden por esos incontables daños?
[1] Apreciaciones del articulista.
[2] Apreciaciones del articulista.
[3] Iván Márquez, Diario “El País, El Tiempo”,
sábado 19 de Julio.
[4] «Condición
sin la cual no». Se refiere a una acción, condición o ingrediente necesario y
esencial de carácter más bien obligatorio para que algo sea posible y funcione
correctamente.
[6] Confederación
Colombiana de Organizaciones del Personal en Retiro y Pensionados de las
Fuerzas Militares y de la Policía Nacional.
[7] La
Conferencia Episcopal de Colombia, es una institución administrativa y de
carácter permanente de la iglesia católica, integrada por todos los obispos de
las diócesis de Colombia en forma colegiada.
[8] Sinónimos en español de
"sindéresis": buen juicio, discreción, prudencia, sentido común, tino.
Discreción, capacidad de pensar rectamente. Hoy en desuso, el término fue
utilizado por los filósofos escolásticos para defender que el ser humano, en
general, está capacitado para reconocer el bien (al que daban un valor absoluto)
y distinguirlo del mal.
[9] 1. La vida y la libertad. 2. Integridad
física. 3. Violencia sexual. 4. Desplazamiento forzado.
[10] 1. Mujeres víctimas. 2. Víctimas jóvenes.
3.Adultos mayores, en condición de discapacidad,
[11] El Tiempo Sección Política viernes 25 de
Julio/14.
[12] Se habla de una actitud que es equilibrada con respecto a cada una de las partes de unconflicto un mediador equidistante
[13] Editorial del programa “la Hora de la verdad”
el día 24 de Julio y otros medios
noticiosos.
[15] Periódico “El Nacional”
y correo electrónico de Márquez el 25 de Julio/14, a varios medios noticiosos.
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