viernes, 8 de marzo de 2013
Editorial
Editorial del CCPPM
PLACIDO ADORMECIMIENTO.
“Hemos ganado la guerra interna pero en los sumarios de la historia se escribirá que la hemos perdido”
Los mandos militares de ayer y de hoy hemos descuidado asuntos de gran prioridad y que serán definitivos en nuestro futuro institucional, familiar y personal, al igual que nuestro papel ante la sociedad.
Las prioridades laborales, las operaciones periódicas y los innumerables quehaceres diarios, propios de la actividad castrense, hacen que el mando militar no esté atento, alerta y preparándose sobre proyectos en los que debería estar avanzando u orientando para que ello se haga. Cuando despertemos de ese letargo involuntario podría ser demasiado tarde.
Actualmente existe un Centro de Memoria Histórica, establecimiento público del orden nacional, adscrito al Departamento para la Prosperidad Social (DPS), que tiene como objeto reunir y recuperar todo el material documental, testimonios orales y por cualquier otro medio, relativo a las violaciones de que trata el artículo 147 de la Ley de víctimas y restitución de Tierras. La información recogida será puesta a disposición de los interesados, de los investigadores y de los ciudadanos en general, para proporcionar y enriquecer el conocimiento de la historia política y social de Colombia. Este, es manejado por personas con capacidad indiscutible, pero con una ideología diferente a la que profesamos quienes pertenecemos a la Institución Militar en servicio activo o como parte de la reserva activa, quienes no nos hemos involucrado en ese centro, para que cada actividad, cada avance que allí se dé, sea avalado o aceptado como una verdad indiscutible de hechos que acaecieron en un momento dado en esta guerra interna que hoy vivimos.
Una vez superados los acuerdos que actualmente se discuten en la mesa en La Habana y cuando se surta la tercera fase de este proceso de paz, que corresponde a la verificación e implementación de los mismos, se dialogue del quinto punto VICTIMAS y se discuta sobre los puntos que se deriven de él, como son los Derechos humanos de las víctimas y la comisión de la verdad, la memoria histórica que se tendrá en cuenta es la que ese Centro haya establecido como tal, lo mismo que la que surgirá del CINEP (Centro de Investigación y Educación Popular) organización de reconocida y sesgada tendencia, en la que, no debe olvidarse, se gestó el grupo terrorista Autodefensa Obrera (ADO), quienes asesinaran al ex ministro de Gobierno Rafael Pardo Buelvas el 12 de septiembre de 1978.
La verdad que de allí surgirá, será la misma que siempre han presentado del país y sus Fuerzas Militares las organizaciones de izquierda extrema, cargada de motivaciones ideológicas, impregnada de odios y pasiones, con propósitos de vindicta y absolutamente parcializada. De allí nuestra preocupación y la importancia y urgencia de que el actual Mando Militar se concientice sobre la necesidad de involucrarse en las actividades de estos centros, para que cuando se recurra a esa Memoria Histórica, la verdad sea confiable, indiscutible y cierta.
Si se logra la firma de unos acuerdos que más adelante sean el camino para la construcción de una paz estable y duradera en el país, sin duda alguna la referencia que se tenga sobre la verdad de lo sucedido en la guerra interna, será parte fundamental para el futuro de las Fuerzas Militares y de todos sus integrantes, los que hoy están en servicio y los que, otrora, con orgullo pertenecimos a ellas.
Muy cercanos están los ejemplos de Argentina, Chile, Perú, Uruguay, Salvador y Guatemala, en donde la verdad que se presentó la elaboraron quienes eran sus enemigos, derrotados en la guerra y que fue la base de las condenas, muchas a perpetuidad, que les aplicaron los vencidos.
Cualquiera que fuera la razón de aquel descuido: falta de carácter, apatía, indolencia, negligencia o simples razones de conveniencia coyuntural, no encuentra justificación ni razonable explicación, frente a las consecuencias de perder en los escritorios de los negociadores lo que se había ganado en el campo de combate. Allí, además del honor y el orgullo de ser militar, se entregó a los terroristas y victimarios, lo que nunca conquistaron gallardamente. En algunos de aquellos países en que faltó, por lo menos, previsión para que no les impusieran una verdad distorsionada y vengativa, se perdieron hasta las garantías procesales, universalmente vigentes, amén de su prestigio, prestaciones laborales y tranquilidad.
Cabría aquí la arenga del Tribuno del Pueblo, José Acevedo y Gómez el 20 de julio de 1810, cuando invitaba a exigir el cabildo abierto: ¡Pueblo indolente: Si perdéis estos momentos de efervescencia y calor, si dejáis escapar esta ocasión única y feliz, antes de doce horas seréis tratados como insurgentes: ved los calabozos, los grillos y las cadenas que os esperan!
Invito a despertar de ese plácido adormecimiento y actuar de inmediato, ¡aún estamos a tiempo!
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