viernes, 15 de junio de 2012
¿MIEDO A LA PAZ?
Al repasar sus
palabras del día de ayer en nuestro claustro sagrado de la Escuela Militar, lo
hacemos con respeto y mucho interés,
especialmente lo que el señor Presidente nos afirma que es “su actitud de ofrecer la Paz”; acto seguido nos dice “no le tengan
miedo, señores oficiales retirados, a la paz, porque señores oficiales,
suboficiales y soldados: la paz es la victoria, la paz es la victoria; no se
les olvide nunca”; luego prosigue “La paz repito, es la victoria. Pero eso sólo
se logra con contundencia y perseverancia en el lado militar”.
Nos propusimos
entonces repasar que hicimos la mayoría
de los retirados en actividad por 20, 30,35 o 40 años y en ese recordar nos encontramos con viudas,
huérfanos, mutilados, enfermos mentales, hogares destruidos, muchos militares
inocentes en las cárceles, perdida la Justicia Penal Militar y una interminable lista que pudiera catalogarse
como precio por la paz .
Voluntariamente
y desde muy jóvenes abrazamos esta causa, también fuimos cadetes como el señor
Presidente y con mucho orgullo escogimos la opción de la carrera de las armas
con el único propósito de servir y amar
la patria; fuimos pues a la guerra a obtener la victoria arriesgando la vida y
persiguiendo la paz anhelada que por doscientos años la sociedad Colombiana fue incapaz de alcanzar; en ese empeño de años unas veces con éxito,
otras con fracaso pero siempre con sacrificio y voluntad de vencer,
perseverando, los militares trabajamos
con las herramientas que los gobernantes nos proporcionaron y obviamente
atendiendo su sabia dirección.
El haber vestido
el uniforme y haber desempeñado el noble oficio de defender la Patria por
tantos años, nos habilita como ciudadanos para opinar, criticar o sugerir, aun
sin que se nos pida, porque la paz no se ordena, se construye entre todos;
además, la experiencia de hacer la guerra y conocer sus incertidumbres y
complejidades nos permite aportar valioso capital para la toma de decisiones
que no puede soslayarse pues solo persigue que no se cometan los errores que en
el pasado se cometieron y que hoy se traduce en más sangre.
Construir la paz
no es negociar por debajo de la mesa, señor Presidente con toda consideración usted
nos ha dicho que no había contactos en este momento, los rumores que son tantos, nos llevan a
dudar sobre la certeza de tal afirmación, quisiéramos estar seguros de la
lealtad hacia nuestros Soldados, que con la absoluta entrega pierden su vida en
el campo de combate.
Los ensayos de
paz de los diferentes gobiernos, han tenido un alto precio, Señor Presidente. Y
gran parte de ello lo pagamos quienes hoy en el retiro y ayer en el servicio
activo, fuimos invitados a no tenerle miedo a su paz. No lo tuvimos en la
guerra cuando nos correspondió afrontarla en la primera línea de combate, mucho
menos hoy cuando otros valientes y buenos soldados nos relevan en el
sacrificio. Su invitación a no tenerle miedo a la paz, no es cosa diferente que
una demanda de sumisión a su caprichosa
forma de entenderla, es una pretensión de silenciar nuestra opinión.
Ese es el tipo
de preocupación que nos agobia, no es el miedo a la paz esquiva, es
preocupación por el sobrecosto que los militares en particular habremos de
seguir pagando para alcanzar “su paz” señor Presidente.
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