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martes, 15 de octubre de 2013

Editorial

ES SOLAMENTE UN REFLEJO
                                    
Por: Centro colombiano de pensamiento político-militar
14 de octubre de 2013

Los medios de comunicación han dado un inusual despliegue publicitario a los bochornosos hechos en que un irresponsable edil de Chía, embriagado e imprudente, pone en ridículo a la Policía Nacional, al Ejército y finalmente al aparato de justicia, cuando después de cometer gran cantidad de infracciones de tránsito, abusivamente y sin oposición ingresa a la Escuela Militar de Cadetes, seguido de una caravana de taxistas y miembros de la policía, en donde finalmente es capturado.

El vergonzoso espectáculo pone de manifiesto varias realidades de este país; la primera la clase de políticos que hoy ocupan posiciones, de los cuales el sinvergüenza edil no constituye sino una muestra de la falta de principios, del desapego y falta de respeto por la ley, de la soberbia extrema que los hace creer que están por encima de toda otra autoridad. No es sino mirar los casos repetidos de congresistas, miembros de otros cuerpos colegiados y otros representantes de la clase política, para entender que el comportamiento irregular y casi delincuencial, no es sino la norma de conducta imperante.

Tan grave como el anterior resulta preocupante el altísimo nivel de desprestigio y falta de autoridad de la Policía Nacional, que sale muy mal parada con esta nueva intervención, en donde se refleja que la ciudadanía la irrespeta y la ultraja sin mayores consideraciones; el tratamiento inicuo que recibiera en el pasado paro agrario, los constantes ataques a sus agentes por personas de todos los niveles y en las más disímiles situaciones, que la televisión ha ilustrado profusamente, son una muestra de que esa Institución ha perdido el respeto frente a los colombianos. Sin lugar a dudas, ello es atribuible a los escándalos generados en las más altas esferas, en los que la corrupción aparece como la protagonista.

La intrusión de este maleante en una instalación militar con su séquito de seguidores, en que los miembros de la guardia ni impidieron su ingreso ni reaccionaron en ninguna forma, además de constituir un grave antecedente que muestra debilidades extremas en la seguridad, es solamente un reflejo de lo que ocurre a nivel nacional en todo el Ejército Nacional, en donde sus integrantes están atemorizados por las graves consecuencias penales y disciplinarias que se asumen por simplemente cumplir sus deberes. Es exactamente la misma situación que se vive en todo el país desde el año 2009, cuando la persecución judicial inclemente e injusta a los militares llevó a entorpecer, reducir y finalmente hasta prácticamente paralizar las operaciones militares en contra del terrorismo y el narcotráfico.

Por ello, no resulta extraño el comportamiento asumido por quienes han sido víctimas de un acoso judicial que, no solamente los enjuicia, sino que les niega e irrespeta sus mínimos derechos y garantías judiciales, edificando procesos injustos y arbitrarios, soportado en un aparato infiltrado por aquellos a quienes se combate. Si hubieran reaccionado como ameritaba la situación, el sinvergüenza y las timoratas autoridades que lo seguían, serían hoy las víctimas indefensas de un militarismo desmedido y sanguinario y los militares estarían privados de la libertad y buscando como atender económicamente su defensa en los procesos penal, disciplinario y administrativo, sin respaldo del Estado.   


Lo ocurrido no es sino el reflejo de la situación nacional.

Comentarios:


Luis Carlos Jaramillo
09:07 (hace 4 horas)

Completamente de acuerdo. La incursión de prófugo, policías taxis etc. por una guardia militar, sin reacción alguna, es la fotografía nítida del temor de los militares a recurrir al uso legítimo de las armas y por tanto la fragilidad de nuestros sistemas de seguridad. Pudo haber sido una incursión guerrillera, ¿en qué hubiéramos quedado?. El desconocimiento al procedimiento policial por parte del infractor, muestra que nuestra policía hoy en día no es respetada por la ciudadanía. Ya nos acostumbramos a que apedrearlos, insultarlos y humillarlos en todo tipo de manifestaciones sin reacción alguna de mandos y autoridades, es lo normal Hoy día la policía no es acatada ni mucho menos respetada. El prófugo con su inexplicable e irresponsable conducta,  es muestra de cómo  y a quienes elegimos en nuestro sistema democrático. Faltó analizar la libertad inmediata que recibió el infractor. En qué otro país, la justicia hubiera dejado en libertad inmediata a una persona que protagoniza este tipo de hechos?
Luis Carlos Jaramillo Peña